
Relato #3: "Iteración indefinida"

Al ver que la maestra escribía en el pizarrón ejemplos de onomatopeyas, recordé el día en el que me situaba. Ese día había muerto mi madre.
Me levanté del asiento y corrí hacia la salida. Crucé la puerta y llegué a la sala de mi casa. Mi padre se me acercó y me dijo:
-Hubo una complicación en la operación de tu mamá.
Antes de que pudiera expresar algo, perdí el conocimiento. Desperté en una cama de hospital.
-El impacto le provocó un esguince en el músculo esternocleidomastoideo. No es nada grave. Sin embargo, hay otra cosa que me gustaría comentarle.
De inmediato, supe en qué recuerdo estaba.
-Su hermano no sobrevivió al choque automovilístico -pronunció el doctor.
Cerré los ojos fuertemente. Al abrirlos, me ubicaba en un restaurante. A lo lejos, se escuchaban pitidos constantes.
En mi mano tenía el anillo de compromiso que le daría a Claudia. Mientras lo contemplaba, rememoré que hasta ese día, seguía compartiendo la idea de que el amor serendipia era el más duradero.
De pronto, todo se oscureció y solo pude oír la voz de Claudia diciéndome:
-Te amo, pero ya no puedo seguir así. Siempre estás absorto, luchando contra tus fantasmas del pasado.
Me puse a pensar en lo mucho que me había dolido la ruptura. Ahí me di cuenta de que toda mi vida, me había sentido como un microbio en el desierto de Atacama, solo que en lugar de agua, cada gota que caía estaba llena de tragedias y desilusiones.
La voz de mi padre interrumpió mis pensamientos. Provenía del interior de la cocina del lugar. Al atravesar la puerta, llegué de nuevo al salón de clases.
Salón, casa, hospital, restaurante. Pasé por los mismos sitios una y otra vez.
Después del quinto ciclo, me percaté de que, en cada escena, había ciertos detalles diferentes a como recordaba. Concluí que el sueño debía de tener un propósito, por lo que me enfoqué en descubrirlo para poder despertarme.