Samuel Cáceres se situaba en la sala de su casa, junto a su esposa, Inés Fuentes, y sus tres hijos: Perla, Isaac y Tomás.

-Hoy fui a recoger el premio de la lotería. Si bien les había comentado que lo repartiría en partes iguales entre los cinco, he decidido donar el 20% a una asociación de caridad. Uno de ustedes no recibirá nada -dijo Samuel.

Los presentes se mostraban atónitos ante la noticia.

-Ayer descubrí algo muy grave que me hizo cambiar de opinión. Como tengo la esperanza de que haya sido un malentendido, le daré la oportunidad a la persona en cuestión de buscarme y explicarme la situación. Hoy dormiré en el cuarto de visitas, ahí podrán encontrarme. El día de mañana haré el donativo.

Durante la noche, cada miembro de la familia fue pasando, a diferentes horas, al cuarto de visitas.

A la mañana siguiente, Samuel fue encontrado sin vida. El detective López arribó a la escena del crimen. Al estar inspeccionando, se encontró, debajo de la cama, una nota que decía: "Si me pasa algo, revisen el reloj".

Acto seguido, el detective se percató de que el reloj de pared no funcionaba y se había quedado indicando las 9:36.