Relato #6: "23"
Me sentía desesperanzado. Solamente deseaba que los secuestradores obtuvieran su merecido. Eran como tangamandapio; sin importar que tan podridos estuvieran por dentro, seguían saliéndose con la suya.
Observé a mis compañeros de cautiverio. De los tres, el único que conservaba el ánimo era Amín, quien había demostrado ser una persona sumamente resiliente.
La puerta se abrió, dando entrada al individuo con el tatuaje de un puma en el brazo. Mientras colocaba los vasos con agua en la mesa, entró corriendo el otro secuestrador y le mencionó:
-El oficial Javier me acaba de notificar que los detectives descubrieron nuestra localización.
-¿Ahora qué haremos?
-Al lado de la empresa "Cecoen Supplies", hay un edificio que quedó abandonado tras haber sufrido un incendio. Podemos trasladarnos ahí.
-Tenemos que apresurarnos.
Habiéndose retirado ambos sujetos, me puse de espalda y tomé un vaso, mismo que habían olvidado llevarse. Lo estrellé contra el piso y con uno de los vidrios, comencé a cortar las cuerdas que nos mantenían amarrados.
-Alhamdulillah -expresó Amín.
Aunque el español de Amín era limitado, logramos hacernos entender y desarrollamos un plan de escape.
-Tengo miedo -expresó Rodrigo.
-Todo saldrá bien. Mejor cuéntame, ¿qué es lo que harás cuando veas a tu familia? -expresé, tratando de animar al chico.
-Los abrazaré y les diré que los extrañé. Y después, cantaremos mi canción favorita, la que sale en Mary Poppins.
Tras decir eso, Rodrigo empezó a llorar.
-Pronto la cantarán de nuevo, te lo prometo -dije.
-Inshallah -dijo Amín.
Quince minutos después, ingresó al sótano uno de los secuestradores.
Amín, quien estaba detrás de la puerta, dio una especie de marometa y se abalanzó sobre él, al tiempo que gritaba:
-¡Mashallah!
Cuando me dirigía a la salida, mi visión se puso borrosa y perdí el conocimiento.
Desperté en el cuarto del hospital. Me quedé mirando unos segundos el cuadro de los tigres corriendo en la selva, sin saber lo que había pasado.